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Friedrich Nietzsche
(El Derecho como voluntad de poder)
Por: Alex R. Zambrano Torres
Doctor en Dereccho
Nietzsche, el filósofo póstumo
Solitario, incomprendido, confuso, genial, destructivo, resentido, ¿consentido?, iconoclasta, nihilista, arisco, sin manada, rechazado, subestimado, glorificado. Nietzsche se ha convertido en el más grande filósofo póstumo de estos tiempos, tanto que sus frases resuenan incluso en series de televisión (primigenio libro virtual anterior al internet), donde enarbolan sus frases como «lo que no me mata me hace más fuerte». ¿Lunático?, con sífilis (dicen a cuento de chisme que lo contrajo en su primera visita a un burdel, y que fue precisamente por esto que se convirtió en un genio), enamorado de una cascivana discreta, cazadora de genios, Lou Salomé, que lo rechazó y que es conocida principalmente por esa inconclusa relación amorosa unidimensional del filósofo humano demasiado humano. Dicen que amaba la música de Wagner, a quien luego también repudió; y que ha tenido, póstumamente, seguidores extremadamente antagónicos, como un Hitler que empuñaba como arma de guerra la idea del superhombre (Nietzsche pensaba que el hombre era un puente entre el mono y el superhombre, que había que superar), o aquellos discípulos o filósofos de la libertad, más sólidos y confiables con su obra, como Michel Foucault (extraordinario filósofo francés homosexual que murió de sida). Su obra más poética fue "Así habló Zarathustra", en el cual lleva sus cenizas a la montaña y luego de diez años baja al llano a difundir su verdad: "que el hombre debe ser superado, que no quiere cargar cadáveres sino tener compañeros en su andar, que es difícil romper con el matrimonio pero preferible cuando éste -el matrimonio- nos ha quebrado previamente, etc....". Sus otros libros son construcciones de sentencias encíclicas, aforismos (ligeramente parecidas a las escritas por el filósofo emperador Marco Aurelio), diatribas, contra la modernidad, la contranaturaleza, el platonismo, las ideas cristianas (escribió un potente, pagano y ¿blasfemo? libro: "El Anticristo", que postulaba la idea de "la muerte de Dios", espléndidamente explicada por Fernando de Trazegnies en uno de sus textos, ¿acaso en su libro "Pensando Insolentemente", o en el discurso de agradecimiento por haber obtenido el premio a la innovación?).
Sus libros: "El
ocaso de los ídolos", "El Anticristo",
"Humano demasiado Humano", "Más allá del bien y del mal", "Aurora", "Gaya Ciencia", etc.
Nietzsche o "El Derecho como voluntad de poder".
Sigmund Freud pensaba que todo el movimiento humano tenía su centro en el sexo. El sexo tiene una variante, el acto reproductivo, que es la primigenia ruta hacia la inmortalidad, además de un placer. Pero el sexo si bien explica el porqué del movimiento o la conducta humana, no es exclusiva o única, no explica todas las conductas; pues el ser humano se mueve por otras cosas o motivos, por necesidad de vida (alimentos, vestido, sexo, pensamiento, etc.), o la necesidad de poder, la voluntad de poder. Esta parecería ser la proposición nietzscheana. Todo se mueve por la voluntad de poder, expone como proposición filosófica fundamental[1]: y propone repensar lo pensado, volver a pensar lo que ya se pensó, porque -para su genial intuición- "todo está de cabeza", y hasta la idea de un Dios y un paraíso más allá de la tierra -vendida por el cristianismo a costa de la salvación eterna- habría desterrado al ser humano al postmortem, a la vida después de muerto, y no al ahora de nuestra vida, y por lo cual el ser humano vivía siempre atormentado por el más allá y olvidaba disfrutar y confrontar su vida terrenal. Frente a dichas nociones Nietzsche advierte que debe abandonarse la idea del más allá y centrarnos más en el mundo actual, en el mundo terrenal. Nietzsche no parece creer en la verdad divina, pues a la concepción de que "la verdad radica en dios", responde que ya no importa Dios, que éste ha muerto, que la verdad divina no es cierta y por lo tal no importa, puesto que "no vivimos por y para la verdad. La verdad es la ilusión que creamos para sustentar el deseo, la pasión y la voluntad de poder"[2]. Así, el más grande valor no sería ya Dios, sino el hombre, el ser humano, y, pregona con esta hipótesis, empezar a trabajar entonces en el hombre para llegar al superhombre, porque "el hombre es sólo un puente entre el animal y el superhombre". Así, Nietzsche proclama la independencia, la libertad del hombre de todas las cosas, instituciones, ideas, sentimientos a los que se halla atado, para construirse su propio mundo a partir de su voluntad de poder, voluntad que se inicia en su propio fuero interno.
Para Foucault, Nietzsche hace una análisis de la doble ruptura del poder divino con el poder humano, es esta tradición occidental, donde el poder emanaba de la divinidad. Nietzsche habla de la muerte de Dios como el fundamento de conocimiento. Antes, en época del reinado de Dios como origen de toda verdad, "Dios era el sentido del mundo, el garante de las instituciones políticas, el respaldo de la autoridad, el insobornable sancionador -premio y castigo- de la moral, creador, mantenedor, rescatador de la dignidad del hombre, que sin embargo frente a Él no era nada."[3]
El concepto del mundo y de sus relaciones social-jurídicas va a ser trastocado, sufre un efecto de choque, aunque el vacío que deja la muerte de Dios sigue con sólidas instituciones de orden y providencia, "Murió Dios, pero su hueco quedó repleto de sólidas instituciones que seguían dispensando Orden y providencia,..."[4]. No obstante esto, las cosas ya no tendrían el mismo sentido, había nacido una nueva forma de asumir el mundo. El hombre tendría que encontrar su verdad, y la independencia de la religión era prominente. Las cosas seguirían marchando del modo en que venían sucediendo, pero desde otro enfoque, como camufladas, ocultas, "el Poder, la Gramática, la Lógica, la Física, la Moral, el Derecho, las Cosas, las Personas, todo continúo marchando tras la desaparición de Aquel en cuyo Nombre todo había sido fundado, pero con cierto azoro indefinible, como con cierta vergüenza y perplejidad por haberle sobrevivido"[5]. Pero era necesario tener otro foco, que se reconociese como fundamento de la verdad, como instrumento para el conocimiento certero, y fue la razón a quién se le atribuyó este papel, "El nuevo foco Dispensador de Sentido, la nueva potencia significativa cuyo respaldo garantiza de entonces acá la organización de lo real es la Razón..."[6]
La muerte de Dios, queda reducida a la destrucción de ciertos privilegios de la Iglesia revelada.
La idea de la verdad es puesta en tela de juicio como generalidad. Si la verdad no es general y es subjetiva, entonces esta verdad es sólo mía y no sirve a nadie más, entonces ¿para qué intentar imponerla a los demás? No tiene sentido.
Respecto de la moral, pensaba que pertenece a las masas, y es que la moral es generalizante, englobadora, afecta a todo lo que concierne a la sociedad. A lo que concluye que lo mejor es ser individual, hacer lo que está bien para nosotros, formarnos como individuos, no hacer lo que está bien para los demás, sino lo que nos hace bien a nosotros. Así plantea un nuevo concepto de lo bueno y malo: ¿Qué es lo bueno? Lo que te da poder, aumenta poder. Qué es lo malo? Lo que te resta poder.
Nietzsche no cree en el bien común, lo que es bueno para ti no es bueno para mí, un bien no puede ser común.
Este pensador critica la tradición socrática-platónica, es decir a toda la tradición occidental. Considera que el hombre ha adquirido un planteamiento antinatural y negador de los instintos vitales y que ha errado su concepto de vida. Para él Sócrates y Platón son los que tienen la culpa del origen de la civilización y filosofía cristiana.
La crítica que hace a la tradición socrática-platónica la hace desde tres perspectivas: el ámbito moral, el metafísico u ontológico, y el científico.
El ámbito moral: La concepción de que el orden moral es impuesto por un ente superior, por un ente exterior y extraño, revelación divina, etc., ha alejado a los hombres de la realidad, los ha expropiado de su condición vital de individuos independientes, y los ha sumido en la oscuridad de la espera del orden divino. Los movimientos y conductas del hombre, según la concepción platónica cristiana tienden a esperar el orden divino, la expresión exterior, no está en ellos sino en el más allá, "Nietzsche se centra sobre todo en las valoraciones que se hacen acerca de la realidad. Para éste, la filosofía platónica contiene una valoración antivital, puesto que los valores platónicos y cristianos se fundamentan en otro mundo, imponiendo un orden moral exterior y expropiando al hombre el derecho que tiene por naturaleza a generar y crear sus propios valores".
En el ámbito metafísico u ontológico: que explica el peligro existente entre lenguaje y conceptos, puesto que "la íntima unión entre los conceptos y el lenguaje se convierte en una arma engañosa del pensamiento".
En el ámbito científico: Nietzsche creyente de la naturaleza vital del hombre, realiza una crítica a las ciencias positivas y a la matematización de la realidad, porque cree que a través de la medición y cuantificación de la realidad no conocemos la verdad de las cosas, puesto que la verdad no es cantidad sino cualidad. Esto indica que el conocimiento científico no puede expresar absolutamente la realidad, el conocimiento científico no nos permite captar cualitativamente lo real. Por otro lado, cuando cuantificamos sólo descubrimos lo que nosotros hemos considerado, cantidades y números. Por lo tanto, las ciencias positivas no sirven para obtener la verdad. La ciencia se habría convertido en la sustituta de la religión, en la época moderna, y es un arma para someter al individuo.
¿Los amores de Nietzsche?
Amar es una cosa complicada. Saber lo que una mujer quiere es cosa imposible. Los dichos malévolos sobre la mujer: "Si no jode no es una mujer". Vi a mujeres volverse juezas sólo por ser amantes de otros jueces, no por capacidad sino por haber usado su intimidad; vi y supe tantas historias de amores y desamores, que ya jamás me atrevería a juzgar a mujer alguna, sino sólo a agradecerles su existencia. Una de esas historias de amor imposible, de desamor, de soledad, la vivió Friedrich Nietzsche. El filósofo póstumo, de trágica contextura física, aventurero por necesidad pues para evitar el frío o la mala temperatura del medio ambiente tenía que trasladarse de ciudad en ciudad. No podía mantenerse tranquilo porque sufría dolores constantes. Talvez esa era la causa por la que no podía escribir libros con estructura, sino aforismos, tipo Marco Aurelio, el filósofo rey. Nietzsche se enamoró de Lou Salomé, que a su vez era una especie de intelectual. Rusa. Nietzsche le propuso matrimonio a Lou Salomé y ella lo rechazó. Pero Lou no fue el único amor del filósofo de "lo que no me mata me hace más fuerte". Según J.C. Ruiz Franco, los amores de Friedrich Nietzsche fueron: Anna Redtel fue la primera relación de Nietzsche, luego Natalie Herzen, Mathilde Meier, Fräulein Köckert, Sophie Ritschl, esposa de su profesor Friedrich Ritschl, de 24 años mayor que Nietzsche. Rosalie Nielsen, Emma Guerrieri, Berta Rohr, Ida Overbeck, Cósima Wagner (amante de Wagner y 24 años menor que el músico), Marie Baumgartner, Mathilde Trampedch, Louiaw Ott, Malwida von Meysenbug, Resa von Schimhofer, Meta von Salis.
[1] Nietzsche fue un filósofo alemán, y su filosofía es la formulación completa del irracionalismo moderno. Su teoría se halla bajo el influjo del innatismo y la crítica de Schopenhauer al racionalismo hegeliano. Considera el predominio de los instintos vitales sobre la razón. Escribe entre sus obras más importantes: La genealogía de la moral, Más allá del bien y del mal, El nacimiento de la tragedia, El ocaso de los ídolos, Ecce Hommo, El anticristo, La gaya ciencia, Humano, demasiado humano, Así habló Zarathustra.
[2] Barylko, Jaime. La Filosofía, Una invitación a pensar. Argentina. Planeta. 4ta. Edición, 1997. p. 221.
[3] Savater, Fernando. Nietzsche, España, Barcanova,1982. p. 47.
[4] Ibid. p. 47.
[5] Ibid. p. 48.
[6] Ibid. p. 48.
Anti libros: Zaratustra
Los mejores anti libros -definición arbitraria- que se me vienen a la mente no son las obras de los anarquistas, sino las de Friedrich Nietzsche, no sólo por la constitución de sus libros, los cuales con títulos a manera de sentencias, como Humano demasiado humano, El Anticristo, Genealogía de la Moral, El ocaso de los ídolos, contenían una estructura diferente a cualquier libro, tipo aforismos, y en las cuales desarrollaba temas analizándolos con cierta crueldad y certeza genial. Una de las pocas obras que tienen secuencia, relato, historia, es la obra "Así habló Zaratustra", en el cual narra haber llevado a la montaña, por diez años, sus cenizas, para luego bajar al llano, a la ciudad, con el fin de difundir su verdad, y conseguir similares para su andar, más no cadáveres. Este libro es una contradicción a la naturaleza y al pensamiento cristiano. Y cada vez que releo aquella obra, al igual que Zaratustra, quisiera llevar mis cenizas al desierto y dejarlas allí, lejos de toda moral, de todo derecho, que -como disciplinas sociales- son siempre una "relación de responsabilidades recíprocas".
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